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Me imagino sentada, en tu lona, el sol en las mejillas. Yo con mis letras atiborrando tu escucha, alzando tu mirada. Vos, siendo vos; con tus incógnitas, tus reservas y nuestros dichos. El mar haciendo su parte, como siempre.
Sin más que nuestras nuevas bondades en la orilla, ¿quién podría cuestionarnos?
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